lunes, 14 de febrero de 2011

Los Beta

Los beta pertenecen a la familia Belontonidae, constituida por peces muy similares a las percas en cuanto a sus características, pero caracterizados por poseer una estructura denominada laberinto que les permite "respirar" oxígeno proveniente de la atmósfera. Se supone que el desarrollo de esta estructura es una adaptación a la vida en las aguas fangosas y pobres en oxígeno que constituyen el hábitat natural de estos peces.

 Actualmente existen muy pocas semejanzas entre la especie original y los animales seleccionados para su mantenimiento en los acuarios. Miden unos 6 cm., las hembras pueden ser de mayores dimensiones que los machos. Estos presentan un enorme desarrollo de todas sus aletas exceptuando las pectorales. Todavía no se han fijado unos criterios estándar en lo que a la dimensión de las aletas se refiere. La forma ideal se supone que es aquella en la cual el extremo de la boca, la punta de la dorsal, el extremo de la aleta caudal y la punta de la anal formen un disco cuando el animal las tenga extendidas.

 En Estados Unidos se llevó a cabo la selección de estos peces a favor de una nueva forma denominada "Libby Betta", bastante más grande que los betas europeos y con la aleta caudal desdoblada. Nunca se consiguió estabilizar por completo esta forma, era poco frecuente entre las crías que se obtenían tras el cruzamiento de dos ejemplares que se supone mantenían estas características. También han aparecido ejemplares con la aleta caudal en forma de gota o puntiagudas pero los criadores consideran estas mutaciones como nocivas. En general el tamaño del cuerpo de un macho de beta nunca debe ser inferior a 5 cm.

Las hembras no presentan las aletas desarrolladas y su color es mucho más apagado que el de los machos. Las variedades de color son múltiples, rojos azules o verdes, combinaciones de ambos (aletas azules cuerpo rojo), también hay variedades albinas y blancas con aletas azules o rojas. Si se quiere llevar a cabo la cría de una variedad de color es importante que tanto el macho como la hembra sean de la misma variedad. Pez Beta

Distribución: Tailandia, Camboya, Laos y Malasia. En aguas poco profundas como charcas, acequias de riego y campos de arroz.

Temperatura: Si se quiere que se mantenga en condiciones ideales la temperatura del agua debe de ser de 26º C a 30º C.

Alimentación: Para mantener un beta en buenas condiciones es indispensable que se les suministre alimento vivo. Aceptan las larvas de mosquito (le encantan), pulgas de agua, gusanos grindal, lombrices pequeñas troceadas y tubifex (ojo, si se abusa de ellos en la alimentación se provocará una degeneración hepática). También aceptan huevas de pescado cocidas, carne finamente picada o manto de mejillón. El alimento en escamas no es ni mucho menos adecuado. Los animales sobrevivirán si se les alimenta con él, eso si, podemos olvidarnos de la reproducción. Una opción media, que aunque no ideal si es bastante aceptable, es el uso de alimento congelado.

Reproducción: Es un animal poco exigente en lo que a las dimensiones del acuario se refiere. Yo los he criado en acuarios de plástico de 10 l. Con un pequeño calentador y un filtro de placas en el fondo. Lo ideal es un acuario de 40 a 60 litros, parcialmente lleno (no más de 15 cm de agua). Según algunos autores no es necesaria la presencia de plantas. Yo opino que la presencia de estas en el acuario no solo no perjudica sino que favorece el emparejamiento. Han de usarse plantas de hoja fina como cabomba o Myrophyllum. Es importante la presencia de plantas flotantes en la superfice, la riccia ha demostrado ser muy efectiva, también es válida la lenteja de agua.

Se planta la periferia, el centro se deja libre para que el cortejo tenga lugar sin problemas. Si el macho no es lo suficientemente agresivo la hembra lo atacará y no habrá acoplamiento. A esto se debe que la agresividad del macho sea tan grande antes del desove y durante la construcción del nido. La temperatura ideal del agua según mi experiencia es de 28º C. Es importante que la presencia de nitritos sea baja (menos de 15 ppm) o fracasaremos en la cría. El método más efectivo para la cría consiste en separar macho y hembra mediante una mampara de cristal.

El macho vera a la hembra pero no la podrá atacar, iniciara la parada nupcial, moviéndose a lo largo del cristal con sus aletas totalmente extendidas, y después comenzará la fabricación del nido. Este está construido a base de burbujas que el macho hace con su saliva. La saliva del macho contiene substancias bacteriostáticas y que controlan la composición química del agua en el nido. Una vez terminada la construcción del nido podemos retirar la mampara y ver lo que ocurre. Si la hembra no esta lista para desovar o rechaza al macho habrá jaleo. Debemos retirar a la hembra para evitar que muera. Se puede reintentar la cría después de que el macho halla descansado unos días, con la misma hembra o con otra. Cuando la hembra presenta una secreción a modo de papilla blanquecina en su orificio anal se puede considerar que esta lista para el desove, esto también será evidente por el abultamiento de sus flancos.

El macho rodea a la hembra con su cuerpo.
En el acoplamiento el macho rodea a la hembra con su cuerpo y fecunda los huevos a medida que la hembra los expulsa, los huevos son más pesados que el agua y caen al fondo, miden 0,8 mm de diámetro. Una vez finalizada la puesta hay que retirar a la hembra (lo único que hace es ser atacada por el macho y comerse los huevos). El macho recoge los huevos del fondo y los lleva hasta el nido.
La incubación dura alrededor de 30 horas.
 
El macho cuida de los huevos y alevines hasta que estos comienzan a nadar (reabsorción del saco vitelino). En este momento se retira también al macho y se baja la profundidad a 5 cm. No es necesario alimentar al macho durante su vigilia.
Es muy importante que el aire por encima del agua este húmedo y a una temperatura adecuada (necesario recipiente con tapa).

 Los alevines pueden alimentarse inicialmente con artemias e infusorios. Rápidamente aceptarán pulgas de agua y tubifex picado para ir pasando a una dieta normal. Su desarrollo es muy rápido y hay que renovar el agua con frecuencia. El periodo de formación del laberinto es especialmente delicado y en el se producen numerosas bajas. Abrir la tapa lo menos posible. Cuando machos y hembras se diferencian hay que alojar a cada macho individualmente. Se pueden reproducir con 5 semanas de edad pero es recomendable esperar a que tengan 5 o 6 meses.

Es un pez tolerante en cuanto a las condiciones y bastante duro, por lo que se adapta bastante bien a la vida en un acuario comunitario teniendo en cuenta algunas precauciones. En primer lugar no debe tenerse más de un macho por acuario. El nombre de combatiente que se le puso no es ni mucho menos injustificado. No tolera la presencia de otros machos en su acuario y luchará con ellos hasta la muerte. Si bien es cierto que algunos autores afirman que si el acuario es grande y con abundantes escondrijos pueden alojarse un par de machos, la experiencia dice lo contrario. Dos machos en un sólo acuario equivalen a pelea y a la muerte de uno de ellos.

 Las hembras se toleran bien entre ellas y pueden mantenerse en grupo. El colocar un macho con hembras es otra historia. Si no hay pareja formada, el macho tratará de emparejarse, y no le gusta ser rechazado. La agresión a la hembra puede matarla. Si la pareja esta formada no habrá problemas. Con respecto a la convivencia con otras especies no hay ningún problema. Su agresividad es únicamente intraespecífica y no atacará ejemplares de otras especies. Puede alojarse en un acuario con animales con necesidades similares.

Los chimpancés

El CHIMPANCÉ es bastante menor que el gorila y, en proporción, tiene el tronco más corto. Los chimpancés adultos de sexo masculino pueden alcanzar, en posición erecta, una estatura que varía entre 1,30 m (que es una medida difícilmente superada por las hembras) y 1,60 m.

 Todos los machos adultos tienen hombros anchos y tórax macizo, en forma de tonel; el tórax es musculoso, pero no se distingue del tronco. Los brazos, muy largos, cuelgan por debajo de las rodillas y están muy musculados.

El chimpancé tiene el cuerpo recubierto por un pelo liso, ni velloso ni lanudo, generalmente de color negro profundo, pero que en algunos ejemplares aparece con reflejos castaño rojizos y mates.
Anda sobre las cuatro extremidades; repliega los dedos contra el hueco de la mano, cuyo dorso, por lo tanto, se halla cubierto por callosidades ambulatorias.
 
Y, en cambio, utiliza el pie, tanto con los dedos plegados como extendidos. Hay que señalar que el chimpancé no consigue mantener durante largo rato la posición erecta y siempre tiende a apoyar las manos en el suelo.

El chimpancé, en nuestros días, vive en las grandes selvas ecuatoriales del África centro occidental.
No puede afirmarse que los chimpancés hagan vida social; es muy extraño hallar reunidos a más de cinco, y nunca a más de diez, prácticamente. Se reúnen en grupos más numerosos sólo cuando tienen ganas de jugar y divertirse en compañía. Son animales que construyen sus nidos sobre los árboles, a no excesiva altura, entrecruzando ramajes y ramitas que apoyan en una rama en horquilla, necesariamente sólida. Algunas veces aparece uno de estos nidos en la extremidad de una gruesa rama frondosa, a ocho, diez y hasta doce metros del suelo.

Los chimpancés no tienen vivienda fija. Cambian de residencia según las circunstancias, ya sea para proveerse de alimentos o por otros motivos. Los hallamos con mayor frecuencia en zonas montañosas, tal vez porque las llanuras cultivadas por los indígenas, son siempre menos boscosas y suelen carecer de árboles aptos para la construcción de sus nidos. Generalmente, hay en cada árbol un solo nido o, como máximo, dos, colocados, en este caso, a considerable distancia entre sí.

El chimpancé, en libertad, se sienta únicamente cuando quiere reposar. Si no, está siempre en pie o anda. Si advierte que es observado, se apoya en sus cuatro extremidades y huye velozmente. Es un excelente trepador, cosa que se comprende fácilmente observando la estructura de su cuerpo. Para divertirse, se deleita lanzándose de un árbol a otro, con una agilidad maravillosa.

 Se nutre de nueces, fruta, hojas, yemas, y, tal vez, de raíces. Alguna vez se aventura entre los platanales y en los árboles frutales que los indígenas suelen plantar en medio de sus campos de maíz, o bien se detiene en los poblados abandonados por los mismos hasta agotar los frutos de papaya que, en aquellas zonas, se dan en abundancia. Cuando una determinada localidad ya no ofrece suficiente alimento el chimpancé emigra hacia otras zonas, siempre para hallar con qué nutrirse. Es un animal dotado de viva inteligencia y de un inmenso amor hacia su prole.

Para defenderse, el chimpancé es capaz de entablar con el hombre una furiosa lucha cuerpo a cuerpo; si teme ser capturado se resiste tenazmente, rodeando con sus brazos el cuerpo del adversario e intentando morderle con sus poderosos dientes.

El excepcional desarrollo de los caninos, observable en los chimpancés adultos, podría señalar su inclinación a alimentarse de carne. No obstante, los chimpancés se vuelven carnívoros únicamente cuando son domesticados por el hombre. Los dientes caninos, por lo tanto, tienen tan sólo una función defensiva, y cualquier chimpancé que se vea obligado a luchar contra un hombre los usará sin dudar un momento.
En su caracter y en su comportamiento tienen razgos tan parecidos a los del hombre que hacen olvidar la parte de animalidad que, por lo demás, presenta características completamente singulares. Y si su cuerpo es, netamente, el de un animal, su inteligencia no es inferior a la de un niño de corta edad.

 El chimpancé tiene grandes dotes imitativas, al igual que los niños cuanto intentan remedar a los adultos: imita, por tanto, con inteligencia y raciocinio. Acepta, de buen grado, las enseñanzas y aprende con facilidad. Se halla siempre ocupado en algo, pero no emprende ninguna tarea si no se siente capaz de llevarla a cabo con éxito, y en todo momento es consciente de sus acciones, que parecen el resultado de una larga reflexión previa. Entiende lo que se le dice y, a su vez, se hace entender, aunque no sea capaz de expresarse por medio de palabras; para manifestar con gran claridad sus deseos le bastan pocas sílabas y una serie de sonidos muy acentuados. Sabe reconocer los lugares y las cosas que le rodean y tiene conciencia de su condición.

 En convivencia con el hombre reconoce la superioridad intelectual de éste y se somete a ella, pero cuando trata con los otros animales tiene plena conciencia de su propia superioridad, especialmente si establece relación con otros monos, a los que considera seres totalmente inferiores. Sabe distinguir los niños de los adultos y, tanto con unos como con los otros, da rienda suelta a su carácter, caprichoso y juguetón.
Inducido por su extraordinario deseo de aprender es capaz de interpretar los sucesos de una manera lógica y, por lo tanto, de sacar provecho de cada nueva experiencia.

Es prudente, listo, tenaz en sus deseos, pero no obstinado: quiere tener lo que le corresponde, sin por ello pretender tener siempre razón. Es de humor mudable: alegre y vivaz hoy, puede ser mañana triste e irascible, según las circunstancias. Se halla muy a gusto con ciertas compañías, mientras otras le aburren. Le placen las bromas de buen gusto y únicamente éstas. Expresa sus sentimientos como podría hacerlo un hombre: aunque esté muy contento no ríe nunca y se limita a adquirir una graciosa expresión de hilaridad.

 En cambio manifiesta sus impresiones dolorosas acompañando las expresiones del rostro con lastimeros sonidos de los que resulta fácil captar el significado porque tienen mucho de humano. Toma cariño a quien le trata con benevolencia y es muy poco amable con los demás. Si está afligido por algún motivo, parece estar desesperado: se tira tierra sobre el dorso, se golpea con las manos y con los pies, se arranca y enmaraña el pelo. Indiscutiblemente existen otros monos de facultades intelectuales parecidas a las suyas, pero en el chimpancé estas facultades siempre encuentran una manifestación límpida, explícita y casi humana.

El chimpancé es tan torpe y pesado al andar como ágil en cualquier otro movimiento. Generalmente camina a cuatro patas, manteniendo el cuerpo ligeramente oblicuo, como todos los monos antropomorfos. Si, en cambio, transporta alguna cosa, se levanta hasta adquirir una posición casi erecta, apoyando en el suelo solamente una mano y andando con rapidez. Anda sobre sus dos patas traseras sólo en casos excepcionales.

Es empero al trepar cuando desarrolla toda su agilidad; puede decirse que trepa como un hombre, en lugar de hacerlo como un animal. Es también extraordinario en cualquier ejercicio acrobático: se sujeta con los brazos a una rama o a cualquier otro sostén para exhibirse en larguísimos saltos que lo llevan de rama en rama; salta muy bien, pero sólo cuando está seguro de que puede hacerlo.

Esta interesante y rara forma de antropomorfo vive en la lluviosa selva situada al sur del río Congo y está tan estrechamente ligada a ese ambiente que su conservación condicionará para esa especie la supervivencia.
Respecto al chimpancé común el bonobo tiene, además de las dimensiones sensiblemente menores, un cuerpo más esbelto, un cráneo más esférico y orejas de menor tamaño; sus labios son rojizos. En el pie, el segundo y el tercer dedo se hallan parcialmente unidos.

Poco se sabe de sus costumbres, si no es que vive en tribus, que pueden llegar a los treinta individuos. Parece tener un temperamento menos agresivo que el chimpancé mayor, respecto al que también parece demostrar una inteligencia más elevada.

Los conejos

Son mamíferos de la familia de los lepóridos, en general no miden más de 40 a 50 centímetros, y no sobrepasa los 3 kilos de peso; pero ahora están más difundidas como mascotas las variedades miniaturas, las cuales se desarrollan hasta aproximadamente,  los 20 cms., y pesan en promedio, 1 Kilo. viven alrededor de 6 a 9 años.


El conejo salvaje vive en bosques y campos por lo general son de color gris y bastantes parecidos a la liebre, es prolífico y voraz, vive en pareja en madrigueras; en cambio el conejo doméstico deriva del anterior y se han seleccionado ya más de 50 variedades, con pelaje y dimensiones variadísimas.
Se lo explota industrialmente como objeto de aprovechar la carne, la piel y el pelo.
 
Entre las razas productoras de carne se puede nombrar la Flandes, la Normanda, la de Borgoña y otras; entre las productoras de piel se destaca el conejo Chinchilla, la de Champaña, y las distintas razas de conejos blancos; la raza de Angora es la única productora de pelo.
 
Los conejos tardan poco en domesticarse, se aburren rápido, necesitan hacer mucho ejercicio y tener siempre algo para roen Las orejas del conejo deben moverse hacia los pequeños ruidos, la nariz debe estar en constante movimiento y los bigotes son órganos táctiles.


Sus dientes son afilados y crecen constantemente, su alimento es de hierbas, hojas de árbol, zanahoria y coles, se le deberá dar dos veces por día, también necesitan paja fresca cada tanto, y su comida se puede mezclar con leche o agua, su organismo se hidrata a través de los alimentos que consume, así que casi no necesita tomar agua.


Su jaula de madera ó de metal debe ser bastante amplia, muy limpia, tener paja en el piso, y no tener demasiadas cosas dentro, ya que son animales grandes y les gusta curiosear y moverse rápidamente; cuando los sacas de su lugar debes cuidarte de tomarlos de las orejas, ya que las orejas de los conejos son cartilagos muy delicados y por esto se lastima gravemente al animal si es cogido por las orejas, lo mismo si son tomados por la piel o cuero, por que este es un tejido muy sensible, y se desprende facilmente de la capa interna de la piel, esto tambien va para los gazapos, por que estos animales no son tomados por sus madres cuando son pequeños asi que la piel no tiene la firmeza necesaria para sostener su peso.

También debes tener cuidado con tos ojos y sus patas, pues acostumbran a patear con fuerza si se asustan, tratando de escapar.
Los conejos se reproducen con gran facilidad, y pueden llegar a tener mas de 10 crías; la hembra del conejo arranca algunos pelos suaves de su estomago para montar su nido, y así mantener calientes a sus pequeñas crías.

Los guepardos

Es el guepardo un ente singular de la familia de los félidos. Presenta muchas características que lo asemejan al perro y que, desde luego, no se encuentran en otros felinos. Tiene las patas largas y está constituido para alcanzar grandes velocidades; es el más rápido corredor conocido. Los pies, de una estructura muy semejante a los del perro, tienen almohadillas plantares duras, con los bordes agudos, en lugar de las almohadillas elásticas que presentan el resto de los félidos. Estas almohadillas y las uñas romas y no retráctiles cumplen la finalidad adicional de proporcionar a un animal que se mueve con tanta rapidez la posibilidad de frenar para hacer paradas súbitas o giros rápidos. Es digna de mención la existencia de un dedo rudimentario, más desarrollado que en los demás félidos, que desempeña un papel importante en la sujeción de las presas. La cabeza es pequeña en comparación con el resto del cuerpo, y los ojos están situados bastante altos, lo que le sirve de gran ayuda al animal para atisbar por encima de montículos y pequeñas lomas. Las orejas son pequeñas y bastante planas, características que reduce todavía más la silueta del animal. Los conductos nasales son más grandes que en los demás félidos, sin duda para permitir el ingreso de las cantidades adicionales de oxígeno que el animal requiere en su carrera final hacia la presa.


El guepardo se distingue fácilmente de los otros félidos, no sólo por su agilidad y su constitución, sino también por algunas características muy señaladas. El fondo de su capa es de un tono rojizo amarillento manchado con lunares negros. La cara tiene las llamadas “líneas de lágrimas”, muy marcadas, que van desde el ángulo del ojo hacia los lados de la nariz.


Hay otro tipo, el guepardo rey, que parece ser solamente una mutación recurrente. El macho mide 2,1 m en total, de los cuales 0,8 corresponden a la cola, que es una gran ayuda en el giro. La alzada es aproximadamente de 0,83 m y el peso total de unos 59 kg. La hembra suele tener tres cuartos del peso y del tamaño del macho.

Los guepardos están distribuidos desde Argelia y Marruecos hasta el Transvaal, así como Egipto, Etiopía, Arabia, Siria, Persia, y la India. En muchas de las zonas donde se encuentra ha sido capturado y entrenado como un “leopardo de caza”, que es uno de sus nombres. Cuando ha sido debidamente enseñado, se le puede emplear del mismo modo que se haría con un galgo de carreras.

Los únicos restos fósiles de guepardo se encuentran en Asia, signo quizá de que el animal emigró a África, probablemente por su asociación con el hombre, aunque ahora es aquí más frecuente. En estado salvaje, el guepardo caza con un compañero o como miembro de un grupo, alimentándose principalmente de pequeños antílopes o de las crías de las especies mayores, aunque también se le ha visto cazando mamíferos bastante pequeños. Cuando ha matado a su presa, prefiere comerse primero el corazón y los riñones, bebiéndose además su sangre. Después sigue con la cabeza y, por último, pasa a la carne muscular. No es frecuente que vuelva a su presa muerta después de la primera comida. Esta diferencia en los hábitos alimentarios se refleja en sus dientes, que no son tan grandes ni tan agudos como los de leopardo.

Parece ser que no existe una época regular para el apareamiento, y en cualquier estación del año pueden nacer de dos a cuatro crías. En el momento del parto, la capa de la cría es de color gris azulado en el dorso y castaño con manchas oscuras en el resto del cuerpo. Los cachorros nacen ciegos y sus ojos se abren al cabo de dos semanas. Los jóvenes, al contrario que los adultos, son buenos trepadores y este factor, combinado con otros de especialización , parece indicar un desarrollo más avanzado que otras especies de su misma familia.


La raza africana, Acinonyx jubatus jubatus, existe todavía en abundancia, aunque no está tan extendida como antes, pero la asiática, Acinonyx jubatus venaticus, se encuentra en la actualidad en la lista de los animales en declive y amenazados de extinción.

El guepardo tienen fama de ser el animal terrestre más rápido, pero es muy difícil determinar con toda seguridad su velocidad máxima. Tal dificultad se debe principalmente a la característica (que el guepardo comparte con otros felinos) de ser un corredor de velocidad. La presa es capturada después de una breve y rápida carrera, y si aquélla elude la captura, el guepardo cesa de perseguirla. El perro, en cambio, es un corredor de fondo y no cesa hasta abatir a su presa. Se conocen dos marcas de guepardos que alcanzaron los 114 km. por hora. En una ocasión, un ejemplar cubrió 640 metros en 20 segundos (medidos con cronómetro), y toro, 73 metros en 2 cuartos de segundo.